Tablas de surf hechas con plástico de las playas - NIUS

2022-03-17 08:56:22 By : Mr. William Yang

Botellas, vasos, envases de plástico. En la arena o flotando en el mar. Nuestra playas sufren, a diario, la falta de concienciación medioambiental. Pablo Osuna y Javier Villanueva, dos amigos aficionados al surf, saben bien de esta problemática que afecta a todo el planeta. Por eso, han decidido unir sus conocimientos en Diseño y Administración de Empresas para subirse a la ola de la economía circular y, de paso, crear conciencia.

El resultado: tablas de surf hechas con los plásticos que recogen en las costas de Cádiz, donde han instalado su empresa y en la que trabajan ya varios prototipos. “A los océanos llegan más de 8 millones de toneladas de botellas de plástico al año. Nosotros intentamos que la gente se dé cuenta de la cantidad de residuos que hay en las costas, creando un producto reciclado y reciclable con ellos”, explican a NIUS.

Para conseguir la materia prima que luego utilizarán en la impresión 3D, solo tienen que darse un paseo por cualquier zona del litoral español. Por ahora, sin embargo, se limitan a las playas de la provincia de Cádiz: Tarifa, Costa Ballena, El Palmar, La Barrosa… donde tras una decena de batidas han recogido casi 368 kilos de basura de los que han reutilizado 54. “Convocamos a través de redes sociales o por el boca a boca, en pequeños grupos y de manera continua”, nos explica Pablo.

Es el Tereftalato de polietileno o más conocido como plástico PET, empleado en botellas y otros envases, el que les sirve para fabricar sus tablas. Sin embargo, no hacen distinción a la hora de limpiar las playas. “Recogemos todo tipo de residuos y ya luego seleccionamos el material destinado a las tablas”, apunta Pablo, que reconoce que encuentran de todo. “Da mucha pena, especialmente, en zonas como Cádiz donde vivimos del mar. Es muy importante que los propios gaditanos se conciencien de que tenemos que cuidar nuestro litoral”, insiste.

Para construir una tabla necesitan bobinas de 3 a 6 kilos de plástico reciclado, que a su vez se extraen de decenas de kilos de envases. “La bobina es como la tinta de la impresora 3D. Es un hilo de plástico que se almacena en forma de bobina y que, una vez derretido, va a servir para dar moldear el producto”, explica Javier. Un proceso que dura entre 2 y 3 días, gracias a la impresión 3D, a la que ellos llaman “la artesanía del futuro”.

Las tablas de Trash Peak no son solo singulares por su material y el proceso de fabricación. También por su aspecto. “Al emplear plástico PET, son translúcidas y eso llama mucho la atención. Es entonces cuando la gente te pregunta y tienes la oportunidad de explicar el por qué de todo esto, lo que hace que se sientan comprometidos”, nos cuentan. Esto, además, permite infinitas posibilidades de personalización como grabar el nombre del propietario o las coordenadas de la playa en la que se recogió el plástico.

La Universidad de Cádiz y el Campus Tecnológico ya han reconocido la iniciativa empresarial de estos jóvenes que, aseguran, están teniendo muy buena acogida. “No paramos de recibir pedidos de distintos puntos de España”, reconocen. Además, el precio es muy competitivo. “Queremos que no sea un inconveniente a la hora de elegir entre una tabla sostenible y ecológica, como la nuestra, y otra convencional”, apunta Javier que señala que ronda entre los 600 y los 800 euros, dependiendo del modelo.

Ya hay empresas que se han puesto en contacto con ellos. Entre ellas, algunas dedicadas al reciclaje de plástico que les permitiría cumplir con otro de sus objetivos cuando tengan una producción a mayor escala: “Nuestra idea es poner nuestros propios contenedores en las playas para que quien quiera colaborar, deposite allí sus residuos de plástico”, explican.

Se prevé que a partir del año 2050, el peso de los plásticos en los océanos superará el peso de los peces que viven ellos. Propuestas como la de estos surfistas emprendedores ayudan a retrasar esa cuenta atrás. Tienen la obligación moral, dicen, de cuidar y mantener el medio en el que son felices, el mar.