Un centenar de kiters se congregaron en una regata para brindar un colorido espectáculo en Pinamar - Infobae

2022-09-16 21:10:33 By : Mr. Jack L

Al menos por un día, la atención en “La Frontera” de Pinamar, habitual escenario veraniego de accidentes de cuatriciclos y UTV, no se concentró en las ollas y en lo que sucede sobre la arena más allá de los límites donde tienen permitido circular ese tipo de vehículos. Ayer, las miradas de los turistas se posaron sobre el mar y el cielo despejado. Es que el norte del partido costero recibió un centenar de kiters que desplegaron su talento sobre las tablas y brindaron un espectáculo visual único.

La congregación se dio en el marco del DWS KITE, el evento más grande del país de kite surf. Los participantes se reunieron antes del mediodía en el main stage ubicado en el parador Kota Beach. A medida de que fueron llegando, dejaron las tablas en el suelo, estiraron las líneas y prepararon los infladores para las velas. Luego comprobaron las condiciones del agua. Así lo hizo Francisco, un joven de Capital Federal que navega hace casi cuatro años.

En diálogo con Infobae, Francisco contó que esta es la segunda edición a la que asiste y que se volcó a la práctica de este deporte tras varios años de navegación en barco: “Hice un curso de iniciación para adaptar lo que es el manejo de la vela y sentir los vientos, aunque como ya tenía una base me resultó más fácil. Con 20 clases son un kiter independiente”, aseguró.

Unos metros más allá se ubicaba Nicolás Zingoni, quien se adentró al mundo del kite para compartir tiempo con su hijo, un instructor de la International Kiteboarding Organization. “Estuve cinco años para pararme en la tabla, porque hacía dos horas y dejaba hasta al año siguiente. Y esta temporada me decidí y ahora navego, voy, vengo, hago lo que quiero con la tabla”, dijo el hombre de 69 años y que hace 47 que vacaciona en Pinamar.

El clima acompañó de la mejor manera, con viento en dirección noreste y una velocidad de 18 nudos. “Es el Camp Nou con el césped al ras. Ideal para el kite, ¡mejor imposible!”, describieron desde la organización. La rosarina Fiorella Fantasía, una licenciada en estadística que dicta clases de kite, coincidió: “Cayó en un día justo, un sábado, además”.

La mujer, de 31 años, contó que conoció el deporte por recomendación de su padrino: “Hacía esquí, natación, pero después del kite no hubo vuelta atrás”.

Este sábado, los riders fueron trasladados desde el punto de encuentro hasta Costa Esmeralda para iniciar la derivada -en la jerga conocidas como downwind- de 12 kilómetros a lo largo del cinturón costero pinamarense hasta la línea de comienzo de los balnearios.

Iniciada la acción, los turistas que descansaban al borde de la orilla del mar se convirtieron en espectadores de lujo de las maniobras de los kiters para deslizarse sobre el agua con una pequeña tabla -mediante la tracción de una cometa impulsada por la fuerza generada por el viento- o dar saltos en el mar o en la arena. Estas escenas hacen del kite surf un espectáculo muy vistoso y colorido.

Entre los participantes se alcanzaron velocidades que sobrepasaron los 40 kilómetros por hora. Tras casi una hora de regata, algunos llegaron agotados y otros con frío, pese a que la temperatura rondó los 30 grados.

Según la Asociación Argentina de Kite, en el país hay cerca de 30.000 kiters, de ambos sexos y desde los 9 años hasta pasados los 70. Sus adeptos provienen en gran parte de otras actividades de viento y de deportes de tabla, como el windsurf, parapentismo, wakeboard, snowboard o el surf de vela ligera en sus diferentes expresiones.

Si bien se trata de un deporte individual, sus características de asistencia mutua para lanzar o aterrizar el kite, asesorarse o brindar información sobre las condiciones del lugar antes de ingresar al agua. Colaborar en el recupero de la tabla, relanzamiento en el agua o para organizar una salida a un determinado espejo de agua durante el fin de semana o planificar sus vacaciones, lo convierten en un deporte asociativo en el que se destacan los principios y virtudes del deporte social.

Por condiciones climatológicas, Pinamar es una perla para la práctica de este deporte y se calcula que tiene un porcentaje de crecimiento deportivo de más del 5 por ciento anual. Año tras año, la ciudad recibe a los llamados “turistas del viento”. Incluso existe un grupo avezado denominado Kiteros Pinamada, con 30 deportistas de entre 16 y 60 años.

De ese grupo forma parte Juan Sixte, de 31 años, cada domingo ingresa a las páginas de previsión de viento para planificar su semana laboral en su local de ropa de la ciudad de Madariaga, según el pronostico del tiempo. También Leonardo Altieri, que después de sufrir un accidente muy fuerte en moto que le impidió volver a circular a velocidad con ese rodado, sintió que le hacia faltaba su dosis de adrenalina y encontró la solución en el kite, pasión que con el tiempo le trasladó a su esposa.

“La adrenalina que se vive en el ínterin de prepararse al recibir al viento señal, juntarse en el punto de llegada y salir juntos hacia el punto de salida es algo único, una motivación inigualable de saber que estás con tus amigos para disfrutar de una hermosa navegada, y que a tu lado, a la par, viene toda la banda navegando, volando por los aires. Y es lo que este evento intenta dejar en cada uno de sus participantes: más que un resultado, lo importante es una vivencia o experiencia”, concluyeron los organizadores.