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La «cometa» del kitesurfista rescatado el lunes en Dénia. | POLICÍA LOCAL DE DÉNIA
No ha habido más que algunos días de marejadilla y esa jornada asfixiante del sábado 13 de agosto en la que se desataban de repente violentas rachas de viento asociadas a reventones térmicos. La tónica de este verano es la de días de mar en calma. Sin embargo, se han disparado los rescates. Y es consecuencia del furor de los kayaks hinclables y de las tablas de paddle surf y del desconocimiento de la costa y las corrientes. Hay turistas que creen que llegar a las calas más recónditas del litoral de acantilados de la Marina Alta es coser y cantar.
Kayaks y tablas de paddle surf en una cala recóndita del litoral de Xàbia. | A. P. F.
Xàbia cerró julio con 104 personas rescatadas en el mar. Mientras, en Dénia se han sucedido los salvamentos de bañistas a los que el viento y las corrientes empujaban mar adentro.
El último ocurrió el lunes. A un aficionado al kitesurf se le llenó de agua la «cometa» y no podía levantarla para volver a navegar y regresar a la costa. El viento y la marea lo alejaban cada vez más de la playa.
Menos mal que la patrulla del servicio de vigilancia marítima de la Policía de Dénia estaba cerca. Los agentes divisaron a una milla mar adentro desde la desembocadura del río Racons un objeto que flotaba a la deriva. Navegaron hasta allí y encontraron al deportista náutico en apuros. No estaba herido, pero si comenzaba a estar muy cansado y también se hallaba angustiado. Los agentes le ayudaron a recoger el material, lo subieron a la embarcación y lo llevaron a tierra.
Mientras, ayer se produjo otro susto. Una embarcación de 9 metros de eslora quedó averiada en la bocana del puerto de Dénia. En ese momento entraba un ferry de Baleària. Había peligro de colisión. El servicio de vigilancia marítima remolcó la barca y evitó el accidente marítimo.
Hace pocos días también la policía de Dénia salvó a dos chicos que iban sobre una pequeña tabla de surf y que remaban inútilmente con un solo remo. Estaba asustados. No se acercaban ni un metro a la costa. Al contrario, el viento los alejaba.
Ese patrón de rescate se repite este verano en la Marina Alta. El sábado del calor abrasador y los reventones térmicos el servicio de salvamento de Teulada Moraira auxilió y llevó a tierra a 24 turistas que participaban en una excursión en kayak. Les sorprendió el oleaje.
En Xàbia, además del auge de los «artefactos flotantes», hay otro factor que influye en que se disparen estos rescates, la continua publicidad que se hace de las «calas secretas». Nada más empezar julio, la Cruz Roja ya tuvo que socorrer a turistas que en kayak hinchable trataban de alcanzar la llamada «cala Paradís», una franja estrecha de grava en la base del Cap Negre. Les sorprendió la fuerte marea. No lograban encontrar en la costa de acantilados una salida para volver a tierra. Los socorristas los remolcaron hasta la cala de la Barraca. Eso ocurrió nada más empezar julio. Ese mes terminó en Xàbia con 104 turistas rescatados en el mar.
Los deportes náuticos han democratizado el mar. Eso es sumamente positivo. Pero antes de subirse a uno de estos «artilugios flotantes» y recorrer las costas de la Marina Alta hay que consultar el parte meteorológico, repasar la ruta y tomar todas las precauciones posibles (avisar a amigos y familiares de la salida al mar y llevar agua y líquido para hidratarse y un móvil cargado). Las aventuras en el mar mejor que sean planificadas y sin sustos.
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